Un check-raise en póquer son dos acciones consecutivas de un jugador en dos rondas de apuestas, siempre que esté fuera de posición. La esencia de la técnica es que el jugador pasa con la esperanza de que su oponente apueste en una posición posterior. Una vez confirmadas sus expectativas, el jugador de póquer sube la apuesta en la siguiente calle.

Estas manipulaciones son dos acciones que provocan opiniones contradictorias de los oponentes sobre la fuerza de la mano del jugador. La comprobación sugiere que el jugador tiene cartas débiles o medias y permanece en el juego con la esperanza de conseguir un aumento en la siguiente ronda. La subida obliga a los rivales a hacer dos suposiciones: el jugador de póquer ha recibido un aumento significativo o ha decidido llevarse el bote con un farol.

El objetivo de la técnica es sacar a los oponentes de la mano y llevarse el bote o aumentarlo con la esperanza de convertirse en el dueño de una cantidad sólida. Dependiendo del objetivo perseguido, el uso de un check-raise tiene sus propias características para cada caso.

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